El divorcio: La triste realidad de un Co-Founder.

No es común escuchar esta parte de la historia porque, cuando una startup tiene éxito en el tiempo, este secreto seguramente ya fue borrado desde hace mucho de la historia de la empresa. Si somos fundadores por primera vez, no nos damos cuenta de que hay una diferencia enorme entre los compromisos que hacemos cuando iniciamos una empresa y los que tenemos que mantener a medida que avanza la rutina de ejecución para crecer la compañía que cada día toma nuevos y complicados retos.

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Introducción

Empecemos con una típica e importante conversación entre socios o co-fundadores que inician su nuevo negocio, "¿Cómo dividimos la participación accionaria entre los dos? Esta sencilla pregunta a simple vista, pero realmente con un contexto complicado y fundamental para los socios, detona una serie de pensamientos, fricciones, discusiones pero en el fondo casi siempre se resume en frases buena onda como: “somos socios, somos amigos, estamos “all in” en esto, tú y yo por lo que es justo dividirnos 50/50 las acciones del negocio.”

Las preguntas que vale la pena hacer

La cruda realidad que debería pasar por tu mente y preocuparte al conversar con tu socio o futuro socio sobre esto es algo más realista, con preguntas como las siguientes:

“¿Qué pasaría si de repente alguno decide abandonar la empresa por cualquier situación?” 

“¿Cómo debería planificar una salida de un cofundador de mi startup?”.

Bueno aquí les susurro un secreto poco conocido: muchos cofundadores se pelean e inclusive suelen renunciar durante el primer año.

No es común escuchar esta parte de la historia porque, cuando una startup tiene éxito en el tiempo, este secreto seguramente ya fue borrado desde hace mucho de la historia de la empresa. Si somos fundadores por primera vez, no nos damos cuenta de que hay una diferencia enorme entre los compromisos que hacemos cuando iniciamos una empresa y los que tenemos que mantener a medida que avanza la rutina de ejecución para crecer la compañía que cada día toma nuevos y complicados retos.

El problema se vuelve real cuando nos damos cuenta de que acabamos de darle a nuestro "socio siempre comprometido" el 50% de la empresa por lo que acumuló tan solo un 5% del esfuerzo necesario para alcanzar el éxito en el largo plazo. Si hubiéramos sabido que los cofundadores no duran, nos habríamos prevenido.

Entonces, ¿por qué no se quedan los cofundadores?

Las bodas precipitadas en “Las Vegas” no duran.

Todo comienza cuando nos apresuramos a entablar una relación, como sucede en la mayoría de las nuevas empresas o startups. Estamos tan entusiasmados que encontramos a alguien, cualquiera, para trabajar juntos en nuestra idea que estamos totalmente dispuestos a pasar por alto el hecho de que a menudo sabemos tan poco sobre ellos. No te dejes engañar, por más que sea tu mejor amigo o amiga significa que conoces bien a esa persona, ese ser humano, en un ámbito profesional y si lo conociste en un trabajo anterior significa que lo conoces bien en lo personal o como reacciona ante las adversidades aseguradas que te encontrarás durante todo el arduo camino de convertir una idea en startup y luego evolucionar a una empresa en crecimiento acelerado o scale up.

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La compatibilidad es muy importante

Nuestra boda romántica de la noche a la mañana pasa por alto convenientemente que no tenemos ni idea de quién es realmente esta persona. Todas nuestras peculiaridades de personalidad aún no han tenido tiempo de manifestarse, por lo que las aprendemos en el momento más caro posible: cuando estamos formando la empresa, cuando empiezan a haber fricciones donde necesitas el mayor apoyo posible comienzan a fracturar la relación. Es fácil llevarse bien cuando nada ha salido realmente mal todavía, pero en el momento en que comenzamos a tener algunos desafíos en la vida real, comenzamos a darnos cuenta de lo difícil que es encontrar un Cofundador verdaderamente compatible.

Incluso si tenemos algún historial con nuestro cofundador, es posible que no tengamos un historial con él como cofundador en la vida real. Claro, es posible que hayamos sido grandes amigos antes o tuvimos una gran carrera como compañeros de trabajo en una empresa diferente, pero esa forma de relación no tuvo las mismas consecuencias que al construir una startup.

Suponer solo eleva nuestras expectativas.

Al comenzar nuestra startup, asumimos que nuestro cofundador compartiría el mismo compromiso que nosotros, pase lo que pase. Trabajaría las mismas horas, pondrían el mismo capital personal y, en general, mantendrían su compromiso en todo momento.

Esos compromisos fueron fáciles de hacer cuando no necesitábamos respaldarlos durante años de agotadoras noches y fines de semana, viendo cómo nuestras cuentas bancarias se agotaban mientras nuestras parejas y seres queridos se enojaban con el resultado. En pocas palabras, asumimos que aguantarían todo esto como lo haríamos nosotros.

No esperes compromisos, agradece las aportaciones

Pero una vez que el polvo mágico de unión y éxito desaparece y las realidades empiezan a pesar en la carga de ejecución, la mayoría de los Fundadores simplemente no pueden permanecer en el juego. Nuestro problema es que confundimos "compromisos" con "contribuciones". Los compromisos son lo que decimos que haremos, las contribuciones son lo que hicimos. Cualquiera puede comprometerse, muy poca gente realmente hace aportaciones.

Plan para el divorcio, esperanza para el matrimonio

Si bien perder a un cofundador apesta (para ambas partes), lo único peor es haber creado una estructura que asume que estaríamos casados ​​para siempre. A menudo codificamos una división de capital con base en muy poca información o contribución inicial.

Ahora tu situación empieza a parecerse algo así como"¿Dices que harás el 50% de la contribución para siempre? ¡Perfecto! Aquí tienes el 50% de la empresa, independientemente de si alguna vez haces realmente lo que dices que harás". Estas son solo promesas.

El acuerdo de fundadores

Una mejor manera de manejar esto es tener un acuerdo de socios o “founders agreement”, que normalmente se logra al establecer desde el inicio un acuerdo de accionistas donde cada cofundador se otorgue sus acciones durante un período de tiempo o “vesting”, a menudo de 2 a 3 años, incluyendo un año de “gracia” donde no se otorgan acciones hasta cumplir 12 meses contribuyendo al crecimiento de la compañía para asegurarse de que el matrimonio realmente dure, y si no se cumple, existe un plan bien claro y entendido sobre quién obtiene qué en el divorcio y a que precio. 

Aquí 4 escenarios que puedes implementar:

A) Ceder automáticamente todas las acciones acumuladas en el tiempo y eliminar cualquier acción que no acumuló.

B) Quedarse con las acciones que acumuló por el tiempo trabajado y eliminar las acciones que no terminó de acumular.

C) Fijar un precio simbólico de recompra obligatoria de esas acciones acumuladas.

D) Establecer un plan de eliminación de acciones acumuladas o “divesting” por cada “X” tiempo que pase y la compañía siga su camino al éxito.

Así, el Cofundador que continúa al frente de la compañía recupera acciones que le permiten incrementar su patrimonio o atraer a nuevos colaboradores clave para continuar/acelerar la misión de crecimiento.

Los cofundadores desisten del viaje a cada rato, no es el fin del mundo. Siempre y cuando tengamos un plan para el "¿Y si nos divorciamos?", que permita seguir adelante y crear algo increíble con o sin ellos.

Por lo normal, el compromiso inicial es estar casados ​​para siempre hasta que la muerte nos separe, pero por si acaso no es justo para el que se queda a cargar con el peso de crecer la compañía hacia adelante... ¡Planifiquemos en caso de adversidades con un buen acuerdo de socios fundadores desde el principio!


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Autor:
Luis X. Barrios
Founder en arkangeles.com

Ingeniero industrial por la Universidad Iberoamericana y maestro en administración de empresas por el Babson College de Massachusetts. La carrera de Luis ha estado permanentemente ligada al mundo del ecosistema emprendedor. Co- Fundador de The Pool uno de los primeros coworking space en Ciudad de México y cuenta con diversas sedes. Fundador y CEO de The Ark Fund Fondo de capital privado, que busca transformar la industria tradicional de Venture Capital en México y Latinoamérica. Formó parte del reconocido Kauffman Fellows Program, un proyecto basado en San Francisco enfocado en educar y sofisticar a inversionistas de alto impacto con el fin de desarrollar el ambiente emprendedor en todo el mundo. Además es graduado del programa de Singularity University de Silicon Valley, patrocinada por Google y la Nasa.

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